domingo, 18 de mayo de 2008

Lo que deje por ti

Dejé por ti mis bosques, mi perdida arboleda,
mis perros desvelados, mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río, caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.

Roma, peligro para caminantes. Rafael Alberti.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué ilusión me ha hecho javi, no pudimos despedirnos... en cambio sí podré recibirte.
disfruta el viaje y allí las noches y los días, amigo.
un beso fuerte.

Anónimo dijo...

Hola romano, que alegría tener tus escritos, que aunque no sean tus propias palabras, sabes encontrar las adecuadas para cada momento (que no es poco). ¿Y el curilla músico, has hablado ya con el? Bueno, te dejo, que estoy de exámenes y ya no sé qué rollo inventarme pa no esudiar...
Un beso, luzma.