lunes, 6 de octubre de 2008

Ensoñaciones

Fui a parar a lugar mágico sin lugar a dudas.
Unos grandes ventanales me hicieron caer en esta deliciosa tentación.
Suelo de ajedrez y todos los presentes dispuestos como si de la última jugada se tratara.
El rey acorralado, la reina muerta y de repente suena una melodía...
Y el tablero se convierte en un gran escenario. El foco de atención recae sobre un hombre, de largas barbas y mirada nublada por el continuo fumar. El gesto de su cara me hablaba de un pasado lejano, casi prehistórico. Un pasado en el que no existían civilizaciones.
Una brisa italiana salió por los altavoces y puso música a un ballet silencioso, casi invisible pues sólo yo lo veía. El ritmo era lento pero constante. Todos sabían su papel, llevaban toda una vida representándolo. La música cambió y con ella cambiamos todos.
Sacamos nuestras mejores máscaras y nos transportamos a Venecia, a las puertas del Carnaval donde todo es posible.
Escucho hablar de caricias, de soldados enamorados, tu che non mi vedi mai e sono dappertutto...

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Gracias por la música, que nos hace mágicos..."