Pensé que te amaba, cuando veía tus ojos brillar.
Pensé que te amaba, cuando tímidamente retirabas la mirada.
Pensé que te amaba, cuando te reías a carcajadas de mis ocurrencias.
Pensé que te amaba, cuando mis caricias erizaban tu suave piel.
Y el tiempo pasó, demostrándome que no te amaba.
Simplemente, pensaba que te amaba.
Marcel Proust: el record i la memòria
Hace 1 día
1 comentario:
Este es el negativo de un recuerdo. Es el trozo de arcilla que se modeló con ojos, gestos, risas y caricias, y luego se quedó vacío, para ser esto, precisa y exactamente esto: un poema perfecto.
Cuando necesito coherencia, siempre te leo.
Me encanta(-s)
Publicar un comentario