viernes, 20 de junio de 2008

Exiliados

RICHARD: Estoy herido, Bertha.
BERTHA: ¿Cómo de herido, amor? Explícame a qué te refieres. Intentaré comprender todo lo que digas. ¿De qué manera estás herido?
RICHARD: Tengo una profunda herida de duda en el alma.
BERTHA: ¿Duda sobre mí?
RICHARD: Sí.
BERTHA: Soy tuya. Si me muriera en este mismo momento, que sepas que soy tuya.
RICHARD: He herido mi alma por ti; una profunda herida de duda que jamás podrá ser cerrada. Nunca podré llegar a saber, nunca en este mundo. No deseo saber ni creer. No me importa. No te deseo en la oscuridad de la creencia, sino en la incesante, viva e hiriente duda. No retenerte con ninguna atadura, ni siquiera las del amor; estar unido a ti en cuerpo y alma en una desnudez total... eso es lo que yo anhelaba. Y ahora me siento un tanto cansado, Bertha. Mi herida me cansa.
BERTHA: Olvídate de mí, Dick. Olvídate de mí y vuelve a amarme como lo hiciste la primera vez. Deseo a mi amante: encontrarme con él, acudir a él, entregarme a él. A ti, Dick. ¡Oh, mi extraño y salvaje amante, vuelve a mí otra vez!
James Joyce. Exiliados.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya javi... has dado en el clavo con este texto.
el otro día no pude contestarte a la llamada. estoy muy liada ahora con exámenes. espero verte el sábado en bisturí y si no, el 4 de julio en village green que es mi cumpleaños.
un beso!!

Anónimo dijo...

Lamaneto decirte que a mi no me ha gustado... Pero se que me impresionaras otro dia como lo haces siempre.

Besotes

Oscar R

Anónimo dijo...

QUE ME HE CASADOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!

Dedicame algo por mi boda, se que puedes y te lo agradecere muchisimo, anda, impresioname, que la felicidad me invade!

Oscar R.

Anónimo dijo...

¿Por qué? ¿Qué le cansa Dick? ¿que ella ya no es inaprehensible? ¿que ya no duda porque todo lo conoce de Bertha? ¿o que el no saber y el no creer lo han dejado hecho polvo? Quizá estoy haciendo una lectura muy literal y muy pragmática de esto. ¿Y Lacan qué dice de todo esta inconformidad?. Devuélveme la poesía, Ulises, porque yo ya tampoco dudo de ella.